¿Y ahora os indignáis? (Parte 1) Por Óscar Sancho (Lujuria)   (16/06/2017)

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Creo que lo he contado más veces; si es así, disculpad, si no, es bueno en estos momentos volver a contaros esta anécdota. Apenas había nacido Lujuria. Éramos un grupo más dentro de los incipientes en la escena segoviana. Todavía se tocaba mucho en directo. Todavía las salas te contrataban y te pagaban; eran otros tiempos. Unos años después empezamos a ser, y ya es hora de utilizar las palabras adecuadas, demasiados grupos.

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Nosotros, Lujuria, pensamos que era el momento de empezar a estar unidos o esto sería una carrera muy parecida a las que yo jugaba de pequeño en mi pueblo. Había una cuesta que iba al río, a un puente donde todas y todos los de Jemenuño, mi pueblo, hemos jugado horas y horas. Uno de los juegos que hacíamos (chiquillos) era lanzarnos por la cuesta del puente sin cadena y sin frenos, y además, valía todo. Así, como suena. Conservo en las piernas dos cicatrices de aquella época. No ganaba el mejor ciclista, ganaba el más burro. Parecía que ahora en mi incipiente vida musical volvía a valer todo. Reunimos a las bandas segovianas. Acordamos que ninguna cobraría menos de 50.000 pesetas por actuación, que estaríamos unidos y que no iban a bajarnos los precios las salas (por entonces las discotecas de los pueblos se llenaban cuando íbamos a actuar, repito, ¡qué tiempos!)

Pasaron unos días y me llamó una sala. Nos quería para tocar y nos ofrecía 40.000 pesetas. Le dije que tenían que ser 50.000 y que no se molestase en llamar a ninguna otra banda porque acabábamos de acordar que nadie tocaría por menos. A la siguiente banda que llamó cerró la actuación por esas 40.000 pesetas. Nunca más nadie cobró en Segovia 50.000 pesetas por tocar. Hubo bandas que hasta por la mitad llegaron a tocar.

A los músicos desde siempre nos ha faltado unidad.

Pasaron los años. Pensé que sería bueno un sindicato de músicos de rock que había taaaantas cosas que reivindicar… Contacté con un buen puñado de bandas. Tan solo dos me contestaron, dos que siempre lo hacen y a los que respeto muchísimo. Juankar de Boikot y Fernando de Reincidentes. Nadie más. Nadie. La idea pasó al limbo de los justos, junto a la de las 50.000 pesetas.

En todos estos años nos han quitado la música, prácticamente toda, de televisión. Y desde hace tiempo. Mítica fue la campaña de cartas de la Heavy, de la cual hasta los músicos se cachondeaban… Nos sacaron a las y los menores de los conciertos. Se inició una campaña. Me vi (salvo honrosas excepciones), una vez más, solo clamando en el desierto.

En todos estos años, desde que luché por no cobrar menos de 50.000 pesetas y de que las y los músicos de rock estuviésemos unidos, hemos pasado de cobrar, a pagar el alquiler de las salas; de tocar para todos los públicos, a ver cómo no dejaban entrar menores de 18 años en nuestros conciertos; de estar en la tele en programas míticos que todas y todos recordamos, a no salir salvo para el anuncio de la once (ese hasta nos moló y todo y nos dejaba como payasetes simpáticos…)

En esos años hemos pasado a concursar por estar en festivales que no nos van a pagar y a los que encima les publicitamos sus redes para que nos voten; hemos pasado a escribir a los promotores ofreciendo nuestra banda GRATIS para abrir una estrella internacional o estar en un festi, aunque sea abriendo, aunque sea sin cobrar…

Por saber, sé de una banda que llamó a un promotor latino cuando Lujuria tenía una gira cerrada y le preguntó: ¿Qué te cobran? Nosotros vamos por la mitad. El promotor debió pensar que somos gilipollas y nos llamó para decirnos: “Si me bajáis vosotros, otro poco pa´vosotros”. Fue la otra banda. Evidente.

Hace poco, mi Chepas de mi alma se ha pillado un carro nuevo. Venía indignado. Los bugas nuevos no llevan reproductor de CD. ¿Sabéis lo que eso significa? ¿Alguien ha visto un músico indignado? ¿Qué pasa con el IVA cultural? ¿El precio de los instrumentos que es más barato pillarlos en USA y traerlos que pillarlos aquí? ¿El precio de los conciertos grandes? ¿Los putos gastos de distribución de las entradas? ¿Las horas en los estudios? ¿Los precios de los locales? ¿Sigo? Nah, pa' qué. Ya se ha producido el “efecto redes sociales”, hemos elegido la víctima de estos días y hemos entrado en barrena. La masa ha decidido lanzar piedras desde la comodidad de su sillón. Ya hay víctima nueva, pilla piedra, pilla piedra…

Por pasar, hemos pasado a vender CERVEZA con nuestra etiqueta, que la música no se vende… Y ahora… ahora, una marca de birra (que si nos descuidamos nos acusa de intrusismo laboral) hace un anuncio con música de los nuestros, con un grupo de los nuestros, trata de tocarnos la fibra de la emoción y va, y nos sale indignarnos, con dos cojones…

Pues yo no sé vosotras y vosotros, pero aquí hace un calor de la hostia y yo me voy a tomar una Mahou, a la salud del “compañerismo”, “el buen humor”, “la solidaridad” y la “integridad” de las y los músicos de rock.

¡Salud!

¡Joder que rica está copón! ¿Que le hagamos boicot? Mirad a ver si os sale la solidaridad y se lo hacéis a Coca Cola, que hay muchos más motivos… Compañeras… Compañeros…

¡Por el puto rock and roll!

Óscar Lujuria